sábado, 7 de junio de 2008

Microcuento


El Plato de Hoy

Una mesera bota su delantal encima de la mesa. A la mesa le da patadas. Me cansé de esto señor, le dice al dueño la mesera. La mujer agarra la mesa la levanta y la tira al suelo. Yo no soy su sirvienta señor, grita. Lo clientes del restaurante quedan en silencio. La mesera se acerca a la barra. Mire señor, su actitud pendenciera daña mi vida. No se escucha ni una mosca. Al lado del dueño, una mujer gorda y bajita lo acompaña. La cara de la mesera se acerca a la del dueño. Con la lengua roza los labios del tipo. El hombre está inmóvil. Si supiera qué clase de hombre es él, vomitaría señora, dice la mesera que se quita la blusa de un solo movimiento. Ella misma con sus manos acaricia sus senos. Son grandes. Ni como jefe ni como amante ni como papá señor. Con sus propias manos aprieta sus pezones. Hasta hoy es usted eso para mi señor. Me voy, es la última vez que me ven. La mujer gorda y bajita que está al lado del dueño mira con asombro la escena. Chao mamá, dice la mesera a la mujer. Los clientes no se mueven. La mesera coge el abrigo y se lo pone. Por último le da una patada a una botella que hay en el piso. Camina hacia la puerta. El dueño recoge los vidrios rotos que dejó su hija. El ruido vuelve al lugar. Nadie se va. Historias como esta suceden a menudo en el restaurante.

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